Desde tiempos de Alfonso VI hubo por la Sierra de Guadarrama grupos de moriscos que se dedicaron al pillaje, es decir, el sitio por el que ahora disfrutamos los amantes de la montaña de las rutas y de los placeres de evadirnos de la ciudad para pasar el día, no fue siempre tal y como lo conocemos ahora. Muchos de los bandoleros y forajidos de nuestra comunidad hicieron de esos parajes su guarida hasta que fueron detenidos, ahorcados o encerrados.
Entre los bandoleros más notables encontramos a “Barrasa” que además de asaltar y desvalijar a los viajeros les desfiguraba el rostro, a “Manuel Rodriguez” apodado “El rey de los hombres” que actuaba por los alrededores del Puerto de Navacerrada ocultándose por el Paular o Siete Picos, a “La Tuerta” , una mujer que se hacía pasar por hombre y que asaltaba a los que pasaban por el puerto del Leon, a “Pablo Santos” que se refugiaba en la Pedriza….., y así, hasta el último de todos ellos ,“Fernando Delgado Sanz”, conocido como “El tuerto de Pirón” que asaltaba a quienes pasaban por los caminos del Valle del Lozoya después de pasar quince años huyendo de la justicia.
La pedriza 
Algunos nombres actuales nos recuerdan todavía dónde tuvieron estos bandoleros sus refugios, como el Cancho de los Muertos, Mata de los Ladrones, Peñas de los Ladrones, etc.
Sus asaltos, secuestros y asesinatos los cometieron en pueblos como Galapagar, Torrelodones, Las Rozas, Quijorna, etc…y todo ello a pesar de enfrentarse a penas de muerte, cadena perpetua, galeras e incluso a su descuartizamiento posterior. Los restos de Manuel Antonio Rodríguez se colocaron en palos “para que pudieran ser vistos de todos los transeúntes”, según la costumbre, en el camino de Alcobendas, y los de sus compañeros se expusieron en los de Alcorcón, Venta del Espíritu Santo, Prado Longo y Vallecas.
Con el fin de ajusticiar a estos bandoleros los reyes decidieron acelerar la “administración de justicia” delegando parte de sus poderes en las villas que crecieron después de la reconquista y así nacieron unos milicianos llamados “Quiñoneros” los cuales podían administrar justicia inmediatamente e incluso la pena máxima sin consultar con la corte.
Y es aquí donde enlazamos con otro hito de la zona, El puente del Perdón, que todos aquellos que hayamos visitado Rascafría conocemos (aunque el actual no es el primero existente).
Las ejecuciones se cumplían en una casa llamada “Casa de la Horca”, a cinco Kilómetros del Monasterio del Paular, antes de partir para ese punto se revisaba la sentencia a los delincuentes y algunos eran perdonados pero no se les comunicaba. Se continuaba el camino y cuando llegaban al puente, a los que se les había perdonado se les dejaba sueltos y cruzaban el rio en libertad, de ahí su nombre.
Este puente también sirvió a los monjes cartujos de Santa María del Paular como vía de acceso hacia el molino de papel de “Los Batanes”, del cual salió el papel con el que se imprimió la primera parte de Don Quijote de la Mancha, publicada en Madrid en 1605.
Posteriormente Carlos III como era amante de la caza del venado decidió comprar en 1761 las tierras de Valsaín a la Orden Cartuja y para definir su nuevo territorio colocó una serie de hitos de piedra llamados Cotos. Estos cotos fueron situados en lugares visibles para evitar confusiones y por ellos el Puerto del Paular pasó a ser conocido como el Puerto de Cotos o de los Cotos.
Ya en la actualidad, para los que conocemos el puerto de Cotos, existe un punto destacable, el Restaurante Venta Marcelino, que viene siendo el refugio para los montañeros desde 1924 y en el que en mi caso suelo terminar mas de una ruta, y es que el Puerto de Cotos es la puerta a muchas de las rutas que se pueden hacer en la Sierra de Guadarrama, el Circo Glaciar de Peñalara, los saltos y cascadillas que forman las aguas del Arroyo de la Angostura rodeados de pinos de Valsaín, la Senda del Batallón Alpino , el milenario Tejo de Barondillo ,la Sillada de Garcisancho donde podréis disfrutar con una de las mejores panorámicas de Peñalara y su circo…..
Haciendo el Kbra 