El Puerto de Navacerrada

Desde pequeño siempre había pasado por el puerto sin preguntarme nunca por sus orígenes. Excursiones escolares, domingos familiares, visitas a segovia…creo que ya es hora de saber algo mas.

El puerto lo encontramos situado entre el Alto de las Guarramillas (Bola del Mundo) y Siete Picos pero no fue hasta finales del siglo XVIII cuando se constituyo como paso «oficial».

Vista del Puerto de Navacerrada desde Guarramillas

Previamente, en época romana, el paso mas frecuentado era el actualmente conocido como puerto de la Fuenfria. A el podemos acceder todavía a traves de los restos del Itinerario Antonino que unía Mérida con Zaragoza allá por el siglo I d.c. construido en los tiempos del emperador Vespasiano.

Vista de la Fuenfria desde el Montón de Trigo

Tras la época romana, ya metidos en la edad media, la Sierra de Guadarrama se convirtió en una tierra fronteriza donde se producían escaramuzas entre moros y cristianos, con pequeñas poblaciones escondidas donde actualmente vemos chalets, carreteras y coches por todas partes.

En esos tiempos el paso pricipal fue el del puerto de Tablada, próximo al actual Puerto del León. El camino que cruzaba la sierra por ese punto era el «Balad Humayd» y a través de el Almanzor cruzó para atacar Barcelona y para saquear Compostela llevándose las campanas de la catedral a la Mezquita de Córdoba para usarlas como lámparas de aceite.

Vista hacia el Puerto del León desde la Peñota

Y no es hasta el año 1.778 cuando se abre el puerto de Navacerrada por el arquitecto real Juan de Villanueva para uso de la nobleza camino a la Granja de San Ildefonso. Previamente era conocido como Puerto de Manzanares y debió ser muy transitado durante las monterías reales de los siglos XIV y XV cuando se buscaban osos entre los siete picos y la maliciosa.

Durante el siglo XIX el puerto de Navacerrada era por donde pasaban habitualmente los monarcas camino hacia el Real sitio y debía ser habitual ver a Fernando VII, Isabel II o Amadeo de Saboya en la fonda de Navacerrada tomando un aperitivito de la época mientras cambiaban de caballos sus carruajes.

En la actualidad no se si pasaran los reyes o no pero lo del aperitivo allí después de una buena caminata es una tradición que hay que tratar de mantener.

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